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Daño Cerebral Adquirido

Daño Cerebral Adquirido: Conceptos generales

By 3 septiembre 2018febrero 13th, 2019Sin comentarios

El Daño Cerebral Adquirido (DCA) es el resultado de una lesión cerebral que aparece de forma súbita después del nacimiento. Puede ser debido a múltiples causas y, en función de la localización del daño, pueden aparecer diferentes secuelas de carácter físico, psíquico y/o perceptivo. Así mismo, también hay que tener en cuenta que el daño no afectará del mismo modo a un niño cuyo cerebro está en desarrollo, que a un adulto.

La principal causa de DCA son los Accidentes Cerebro Vasculares (ACV) o ictus.  Según datos de la Federación Española de Daño Cerebral (FEDACE) de los 104.071 nuevos casos de DCA que se dan cada año, 99.284 son provocados por accidentes cerebrovasculares. Otras causas frecuentes de DCA son los Traumatismos Craneoencefálicos (TCE), los tumores, las anoxias y las infecciones cerebrales.

 

Las secuelas del DCA

Cuando hablamos de secuelas hacemos referencia a aquellas alteraciones consecuencia del daño cerebral originado. Estas disfunciones pueden afectar a todas las áreas el funcionamiento humano dependiendo del tipo de lesión, la localización y la gravedad inicial de la misma. En función del sector de rehabilitación que comprende cada una de las alteraciones que pueden surgir tras un DCA se suelen clasificar en las siguientes:

  • Nivel de Alerta

Tras sufrir una DCA o un traumatismo severo con frecuencia se produce una pérdida de conciencia o coma. El coma es un estado temporal en el que el paciente permanece con los ojos cerrados sin responder al entorno. La severidad del coma se mide de forma estandarizada en todo el mundo con la “Escala de coma de Glasgow” que evalúa de forma práctica el nivel de estado de alerta del paciente desde un mínimo aturdimiento hasta una ausencia total de reacción.

  • Control Motor

Los problemas motores son muy habituales en los casos de DCA. Es común encontrar dificultades motoras en forma de hemiplejia (parálisis de la mitad del cuerpo), hemiparesia (pérdida de fuerza en una mitad del cuerpo) y casos de espasticidad (contracción muscular). Además, es importante considerar que los problemas físicos no solo se centran en las dificultades del movimiento o dolor, sino que también cursan con síntomas como la disfagia (dificultad al tragar) y un nivel de fatiga importante en quien los padece.

  • Percepción

Este tipo de secuelas hace referencia a las dificultades en aquellos procesos relacionados con la recepción de la información de nuestro entorno como pueden ser los relacionados con los sentidos, así como con el equilibrio o la percepción de uno mismo.

  • Comunicación

Tras una lesión cerebral también se puede ver alterada la capacidad de comunicativa del paciente.  Una de las alteraciones más comunes relacionadas con los procesos de comunicación, pero no la única, es el lenguaje. Son frecuentes las alteraciones relacionadas con la capacidad de entendimiento y expresión del lenguaje, la más conocida es la afasia. Los casos de afasia pueden presentar dificultades tanto en la producción del lenguaje hablado como en la comprensión del mismo, así como, en la habilidad lectora y/o escritora.

Los problemas comunicativos también pueden ser origen de una alteración física como pueden ser los casos de disartria. La disartria es la parálisis o lentitud de movimiento de los músculos que intervienen en el habla produciendo dificultad o imposibilitando su ejecución.

  • Cognición

Entre los problemas cognitivos destacan en primer lugar los relacionados con la memoria. Son habituales los casos de amnesia post traumática tras una lesión cerebral, en algunos casos la memoria no vuelve a recuperar su funcionamiento normal.  También son frecuentes los problemas de desorientación, confusión y de otras capacidades cerebrales más complejas como son las funciones ejecutivas, viéndose alteradas acciones como la planificación, el razonamiento, la toma de decisiones y/o la capacidad para mantener la atención.

  • Conducta y/o emoción

Las alteraciones en la conducta afectan a una gran cantidad de personas que han sufrido DCA. Como ocurre en todas las secuelas de este tipo de lesiones, la aparición de las mismas depende principalmente de la región cerebral afectada y la gravedad del daño. Estas alteraciones pueden aparecer de forma combinada y en diferentes intensidades, algunas de las más frecuentes son:

-Agitación
-Deambulación
-Labilidad Emocional
-Irritabilidad y agresividad
-Conducta sexual inapropiada
-Desinhibición conductual
-Depresión y ansiedad
-Apatía

  • Actividades de la vida diaria (AVD)

Cuando hablamos de alteraciones en las AVD no se hace referencia a la alteración de una función concreta que origine este tipo de alteraciones sino la afectación de un grupo de funciones que combinadas dificulta la ejecución de algunas actividades rutinarias de la persona.

En los casos de DCA, igual que en otro tipo de trastornos, las secuelas pueden afectar las necesidades básicas como es el aseo, el desplazamiento o el control de esfínteres en los casos más graves. Por otro lado, también se distingue la afectación de las actividades de tipo instrumental como pueden ser el uso del transporte público, capacidades laborales o la realización de determinadas tareas más complejas como podría ser la gestión económica.

El grado de afectación a nivel de AVD tiene un rol importante tanto en la vida del paciente como de su entorno, pues esta secuela está estrechamente relacionada con el grado de autonomía del paciente.

 

Fases de evolución y rehabilitación

El DCA como ya hemos comentado se caracteriza por un inicio brusco y una evolución del daño que puede resultar muy variable en función de las regiones afectadas y la gravedad de la lesión. Podemos distinguir diferentes fases en su evolución en función del proceso de rehabilitación en el que se encuentra el afectado:

  1. Fase Crítica: Momento de la lesión
  2. Fase Aguda: Esta fase se desarrolla en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), el objetivo es salvar la vida del paciente y mitigar las secuelas con las intervenciones quirúrgicas necesarias y estabilización del paciente.
  3. Fase Subaguda: Esta fase está orientada a tratar cada secuela de forma intensiva, especializada y específica. La rehabilitación será siempre personalizada según las necesidades de la cada paciente. Esta fase tiene una duración media de entre 6 y 18 meses, en algunos casos puede alargarse a 24.
  4. Fase Crónica: La fase crónica parte del momento en que no hay mejoría tras la rehabilitación. En esta fase los objetivos se centran en mantener la mejoría conseguida hasta el momento y trabajar la autonomía e integración social y laboral del paciente.

 

El proceso de evolución y los resultados de la rehabilitación tras un DCA varía en cada caso. Existen una serie de variables que dependen directamente de la persona afectada como pueden ser el género, la edad, la inteligencia premórbida, la personalidad o la gravedad de la lesión, sobre las que no se puede actuar. Por otro lado, hay variables que pueden incidir en la evolución del paciente sobre las que sí podemos actuar como son el estado físico, la alimentación, las estrategias de afrontamiento y compensación, el apoyo familiar, la integración social, laboral y el equipo y plan de rehabilitación.

La rehabilitación neurológica en pacientes con DCA consiste en la ejecución de un programa elaborado para abordar cada una de las secuelas con el objetivo de devolver al paciente el mayor grado de funcionalidad y autonomía posible mejorando su calidad de vida. La rehabilitación se desarrolla de forma multidisciplinar a partir de la perfecta coordinación de un equipo de profesionales de medicina, neuropsicología, psicología, trabajo social, terapia ocupacional, fisioterapia, logopedia y enfermería. Además de la implicación de los profesionales que forman el equipo, el compromiso del paciente y de su familia es clave para lograr los objetivos fijados en el programa.

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