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Los trastornos del movimiento incluyen toda una serie de enfermedades que se caracterizan o bien por la presencia de movimientos anormales involuntarios (síndromes hipercinéticos) o bien por una pobreza o lentitud en el movimiento (síndromes hipocinéticos).

De manera característica, son síntomas propios de los síndromes hipercinéticos el temblor, las posturas anormales mantenidas o distonía, los tics, los movimientos estereotipados repetitivos, la acatisia, las contracciones musculares involuntarias o mioclonías y la corea.

Por otro lado, son elementos característicos de los síndromes hipocinéticos el temblor de reposo propio de la enfermedad de Parkinson, la rigidez, la pobreza y lentitud en el inicio y mantenimiento de los movimientos, la marcha a pasos cortos o la pérdida de la verticalidad.

Muchas de las enfermedades que se agrupan dentro del término de trastornos del movimiento comparten todas ellas que una serie de estructuras cerebrales denominadas “ganglios basales” no funcionan correctamente. Las causas que pueden dar lugar a estas alteraciones son diversas, incluyendo procesos neurodegenerativos como la enfermedad de Parkinson, lesiones vasculares, intoxicaciones, trastornos metabólicos, trastornos del neurodesarrollo y enfermedades genéticas como la enfermedad de Huntington.

En todos los casos, un proceso diagnóstico preciso resulta crucial para entender los mecanismos responsables de la aparición de estos síntomas con tal de poder iniciar el abordaje terapéutico oportuno para cada caso.

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